lunes, 14 de junio de 2010

Una mañana de perros....

Después de algunos días lloviendo, parecía que el tiempo nos daba una tregua. Y aprovechando algunos rayos de sol de la mañana, fuimos a sacar a los perros a un pinar enorme que hay cerca de casa.

El lugar es precioso y aquel día, después de las lluvias el paseo se presentaba muy especial. Pasaban los últimos días de primavera. El invierno había sido largo y lluvioso, pero en agradecimiento la naturaleza sabia, había dotado al campo de los mas vivos y bellos colores.
El olor era realmente intenso. Mezcla de flores y humedad. Tierra mojada y blanda e incluso algún que otro barrizal.

8, No se había levantado muy animado, aparentemente no había ninguna razón. Cierto que había pasado la semana trabajando mucho y se notaba el cansancio en sus ojos. No obstante el día era digno de disfrutarlo y además era sábado así que no había excusas a tiempo pasado. Había que valorar el ahora, el instante.

El lugar estaba tranquilo, no había nadie. Tan solo nosotros y los cuatro perros que nos acompañaban. Una Setter, una Golden y dos Schnauzer.
Antes de salir, me había ataviado con una bolsa con algunos artilugios, entre ellos un collar de púas que jamás utilicé con ningún perro.
Por supuesto hoy, tenía el candidato perfecto. Pensaba que eso me ayudaría a poner a punto el humor de 8, y así fue.

Le puse el collar, le ordené que se pusiera a cuatro patas y comenzamos a pasear unidos por aquella correa, que los otros perros no necesitaban.
Ellos estaban felices y contentos de salir por el campo, a correr y correr por aquel terreno blando y húmedo.

Yo y 8, caminábamos mas lentamente y de vez en cuando los demás volvían, saludaban y de nuevo retomaban sus juegos. La primera que se acercó, olió a 8 y se metió debajo de el, chupándole y gimiendo como si se tratara de otro perro mas. La cosa se tornaba divertida.
Así fueron viniendo todos, primero de uno en uno y después todos a la vez. Saltaban, ladraban y gemían incitando al “nuevo perro” a colaborar en sus juegos. (los perros interactúan completamente distinto según nuestras posiciones).
8, empezó a entrar en ese juego, y acabó revolcándose, gruñendo y mordiendo cual perro excitado y contento. Debo admitir que aquella situación me gustó mucho, fue muy divertida. Cuando alguien pierde la vergüenza y deja a su cuerpo actuar como deseé, es una experiencia muy enriquecedora. Lo tenía todo para ser feliz.

Continuamos el paseo y como uno de ellos, 8 se pinchaba de vez en cuando las patitas, así que gemía y la levantaba para avisarme (yo le digo que es peor que un pomerania). Estuvimos jugando con las piñas, a mis perros les encanta ese juego. Y entre unos y otros competían para llegar antes a por ellas. Por supuesto 8 quería alcanzarlas antes que ninguno, así que en alguna ocasión tuvo que pelearla.

Después de un rato, todos estaban exhaustos y jadeantes así que nos dirijímos a una fuente de piedra que hay cercana. Todos los perros quisieron beber y en tropel, todos se acercaron al chorro que hice caer. La escena fue increíblemente divertida. Todos salpicados y mojados.
Llegó la hora de marchar. Solté a 8 y se puso a correr escapando de mi lado, como cual perro travieso. Le hablaba igual que a los demás, con mismo lenguaje y dirigiéndome a el como requería la situación. Finalmente, tras mi enfado ficticio vino a mis pies y pude subir a todos en el coche. Conduje hasta casa.

Cuando llueve, siempre se forma un charco y tenemos una perra a la que le encanta revolcarse. 8 bajó del coche y le posicioné justo delante de el. Le miré y le dije; ¿así que te gusta ser un perro revelde???, ¿sabes lo que hacen los perros reveldes?, y sonreí. Apenas había terminado, cuando ya estaba encima de aquel inmenso charco que cubría gran parte de su cuerpo. Sin decir nada, comenzó a revolcarse, tal y como hace nuestra perra con movimientos propios de un cerdito mas que de un perro. No podía contener las carcajadas. Me moría de la risa. Hacía muchisimo tiempo que algo no me parecía tan divertido. Y el estaba riendo, feliz. Sin pensar, convertido en aquello que quería y sintiéndose libre, jugando sin límites.

Como cualquier dueña (pero tratando de contener las carcajadas), traté de reprimirlo regañándole y diciendo lo guarro que era…..hasta entrar en casa, y de una oreja le metí, como tal perro sucio a cuatro patas en la bañera. Me había divertido tanto que mi perro recibió un gran premio en forma de baño. Y estuve acicalándolo y limpiando cada parte de su cuerpo hasta quedar completamente limpio y decente.
Listo para hacer la comida. :D

Me encantó que lo pasarás tan bien. tqm

4 comentarios:

Carlos Martin dijo...

SUPER DIVERTIDO.
MUCHAS GRACIASSSSSSSSSS
LO PASE GENIAL OINK, OINK

C[MILADY]

Eris dijo...

¡Me has emocionado! Siento una gran admiración por ambos y por vuestra evolución, de verdad... ¡Sois una pasada! :)

edelweiss m dijo...

Gracias a ti. Cada día es mejor a tu lado. Te quiero!!!

edelweiss m dijo...

Hola guapa!!

Me alegra mucho verte por aqui. Muchas gracias por tus palabras, las recibo con gran ilusión.

Tenemos ganas de veros!. Pasarlo muy bien y aprender muchas cosas... :D