miércoles, 31 de agosto de 2011

Disfrutamos del verano y ahora toca despedirse

Hoy, último día del mes de agosto, Madrid se ha levantado con el cielo encapotado. Tengo la sensación de que llega la hora de despedir al verano y ahora toca dar la bienvenida a la nueva temporada, después de los últimos días cálidos entre sol y agua.

La verdad es que me encanta el calor, esa sensación de alegría cuándo uno puede dejar atrás el largo invierno y todo vuelve a renacer...

Estaba pensando que he disfrutado mucho estos últimos días y es que después de algunas pequeñas trabas que parecían interponerse en nuestras vacaciones, por fín pudimos marchar.

Este año el plan fué un tanto atípico pués hacia mucho que no íbamos de camping. El itinerario tampoco estaba del todo claro, aunque pensamos hacer una ruta Madrid-Mérida el primer día, para después bajar hasta el final de Portugal, pasando por el Parque Natural del Sudoeste Alentejano y Costa Vicentina y acampar allá dónde fuésemos cayendo.

Ha sido un viaje divertido, lleno de pequeños imprevistos que lo hacían aún más especial. Ambos habiamos visitado Portugal con nuestras respectivas familias hacia mucho tiempo, pero apenas lo recordábamos.

Ninguno conocíamos Mérida y la verdad es que es una ciudad en la que merece la pena hacer una parada. Allí pasamos la primera noche y aunque casi morimos deshidratados (España atravesaba una gran ola de calor), pudimos visitar rincones preciosos. Muchos de los cuales había que hacer previo pago.

De allí además de vistas maravillosas y juegos gamberros, nos llevamos dos chorizos, un lomo y un paté riquisimo con los cuales nos alimentamos los siguientes días como alimañas. "Que no se diga de la buena dieta".

En Portugal hay playas preciosas y aunque en las primeras paradas no nos bañamos, porque llovía y hacía un poco de fresquito, paseamos entre vientos y mareas, jijiji. Me encantó el cabo de San Vicente (la barbilla), dónde de no ser porque estaba nublado habríamos visto un atardecer precioso :)

Después de un par de días, decidimos marchar hacía el Algarve, asique continuamos bajando por tierras portuguesas, hasta llegar a Albufeira que nos pareció demasiado masificado y pasando Faro continuamos hasta Tavira. Había visto que hay una isla en la que hay un camping al que, claro, hay que llegar en barco. Era una idea genial, asique aparcamos el coche, cogimos los bártulos y nos embarcamos dirección ilha Tavira dónde pasaríamos los siguientes días y finalizaríamos nuestro viaje por tierras portuguesas.

De allí me quedo con unos atardeceres de ensueño y la playa con una arena blanquita y aguas cristalinas, llenas de conchas y caracoles de todo tipo. El agua está un poquito fría y por la tarde cuando el viento se levantaba, a mi me costaba un poco más bañarme pero es una isla con muchisimo encanto. La playa tiene una extensión de unos 11 kilómetros y hay una zona declarada nudista, en la cual no hay mucha gente y se estaba de maravilla. Ahh y las bolinhas! :)

Cada vez que cogiamos el barco era toda una excursión y aunque apenas se tardaba 10 minutos en llegar a Tavira yo lo disfrutaba como una enana. Y es que de vez en cuando hay que dejar salir a ese niño que todos llevamos dentro...

Tengo que decir que debe haber mosquitos como dinosaurios porque una de las noches que no nos hechamos repelente casi acaban con nosotros. Asique amigos si vais a ilha Tavira no lo olvideis.

Por aqui dejo algunos recuerdos de un buen verano.....

.





1 comentario:

Alex dijo...

Recibimos con inmensa alegría el retorno a su blog. Las fotos son preciosas y muestran como han sido de felices esas vacciones en tierras portuguesas. De ellas me quedo con la del trasero con fondo monumental y sobretodo la del pecho mojado recibiendo los fríos vientos del Atlántico. Parece el de una diosa griega. S.A.S.P.
Alex.