lunes, 1 de agosto de 2011

Sueño de una noche de verano


Bailar, estremecer sobre el balanceo de las plantas de mis pies,

sentir cada movimiento, cada cambio, cada peso, cada arrastre.

Construir y recibir un presente, gozarlo, explotarlo,

contornear el cuerpo en un instante y constreñir mis caderas.

Sentir cada órgano, cada víscera, cada bombeo acelerado,

retener el aliento llenando mi pecho, mis pulmones, mi estómago.

Recibir la vida, bailarla, beberla, lamerla en el sudor de la piel,

respirarla salada, densa, estremecida, excitada en un momento de sensualidad solitaria y devorar envuelta en fluidos.


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