En ocasiones, algunas partes de uno quedan casi adormecidas, en un reposo latente esperando su momento y su lugar. Guardando su turno, su instante para lentamente volver a palpitar, entre los juegos de luces y sombras. Casi en un sigilo que anuncia tormenta, destellos nocturnos que despiertan sedientos de lujuria y pasión. Susurros cálidos, líquidos y vaporosos, escondidos tras los sentidos empapados, después de la espera….
miércoles, 21 de diciembre de 2011
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